Ingenieros arrepentidos


Las matriculaciones en informática y telecomunicaciones caen el 13% desde 2002 – Hay demanda, pero la precariedad laboral ahuyenta a los ingenieros – España tiene un déficit de 25.000 profesionales técnicos

Me pagan una miseria. No aprendo nada. Mi jefe no tiene ni idea. No veo futuro. Quienes pronuncian estas frases no se dedican a la construcción ni a la industria automovilística, sectores ciegos de paro. Son ingenieros informáticos y de telecomunicaciones, perfiles por los que suspiran muchas empresas.

Estudiar estas carreras equivale a encontrar trabajo seguro. Las notas de entrada son de las más bajas, entre 4,6 y 6,71. Sin embargo, el número de nuevos licenciados en España se hunde el 13% desde el año 2002. Y hay un déficit laboral galopante de 25.000 profesionales de grado medio y superior. En plena furia de Internet y pasión por los cacharros tecnológicos, a los geeks ya no les motiva ser informáticos, ni siquiera con trabajo asegurado.

«No aprendía nada, me enviaban a los proyectos con una mano delante y otra detrás, sin recursos, a lo bruto. Un día un amigo me propuso montar una empresa de lotería en la Red. Estaba tan asqueado que eso me pareció más sensato que seguir donde estaba». Así resume José María Sánchez el comienzo de su historia profesional al margen de su carrera informática.Teleco de 36 años y expediente académico brillante, el caso de José María Sánchez es uno de los miles que aterrizan en trabajos decepcionantes. Algunos aguantan hasta el final. Otros, los arrepentidos, lo dejan frustrados a la mínima oportunidad de mejora.

Su aventura de prueba y error empezó en una pyme de software de diseño. «Me pagaban cuatro duros». Siguió en una filial de una consultora. «Tuve suerte, trabajaba con gente buena, pero hacía lo mismo constantemente, me aburría». Y acabó en otra donde experimentó más de lo mismo. «Nadie se preocupaba por mi desarrollo profesional». Al final tomó un camino cada vez más común: hacerse emprendedor.

En 2006 se unió a dos socios para lanzar Ibergour.com, dedicada a vender jamones por Internet. Hoy envían más de 1.000 piezas al año a toda la Unión Europea. «El negocio marcha, el primer año multiplicamos las ventas por 1.000. Da para vivir sin problema. Al menos ya no tengo la sensación de perder el tiempo».

José T., de 42 años, se considera informático en pleno derecho. Estudió Físicas en su rama de informática y electrónica cuando la carrera aún no estaba reconocida. Tras 15 años en el sector asegura haber tenido bastante. «Nos consideran carne de facturación, recursos destinados a otras empresas, gente de segunda. Nunca he visto planes de formación y desarrollo. Ni siquiera he mejorado mi sueldo. Cobro prácticamente lo mismo que hace 10 años». Echa de menos una colegiación oficial. «Ahora pienso en montar un negocio, una librería o un hotel rural, no quiero seguir siendo exprimido».

Ulises Espejo, de 28 años, es ingeniero de telecomunicaciones. «Me gustó la carrera». Al finalizar entró en una consultora como auditor informático. «No me entusiasmó, pero aprendí mucho; aporta solidez a tu currículum». Y le sirvió para dar el salto al mundo de los videojuegos. En EA supervisa el lanzamiento de cualquier novedad. Ya piensa en irse a EE UU. «No hay que tener miedo a salir, es cuestión de perseguir aquello que te motiva».

Ignacio Izquierdo, de 30 años, con nota media de ocho en telecomunicaciones, dominio de alemán e inglés, empezó trabajando de informático en Madrid. «En las ofertas que vi de teleco pagaban muy poco». Probó suerte en Londres. «Tengo un sueldo bastante mayor de lo que tendría en España, pero en las grandes compañías todo está muy definido, no dan pie a la creatividad, no se innova nada, se va a lo seguro».

Ha pedido una excedencia para dedicarse a la fotografía. Se embarcará en un viaje de ocho meses alrededor del mundo. Buscará patrocinadores, hará fotos, las venderá a agencias de viajes y verá lo que surge.

¿Ingeniero arrepentido? «Creo que sí», dice Izquierdo. «Si pudiera volver a empezar, sabiendo lo que sé, estudiaría Bellas Artes». Sánchez también hace balance: «Debí haber empezado antes por mi cuenta, tardé demasiado en desengañarme de la consultoría».

En España, la escasez de personal empuja a muchas firmas a ofrecer a los ingenieros sueldos y responsabilidades muy por debajo de su cualificación. Según la patronal de las tecnológicas, AETIC, un programador recién licenciado apenas gana los 18.000 euros anuales, 16.000 en Internet. En Alemania y Suiza el sueldo puede llegar a los 30.000, 1,7 veces más.

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