La primera impresora que llegó a la Fabricona se compró en 1959 y dos años después lo hizo la primera computadora, que tenía un disco duro con la hoy irrisoria capacidad de 16 kilobytes
Hubo un tiempo en que el universo informático de Ensidesa, hoy Arcelor, «cogía» en la memoria de un ordenador, el IBM 1401, cuyo disco duro tenía una capacidad nominal de 16 kilobytes. Corría el año 1961 y la empresa siderúrgica hacía sus primeros ensayos con una tecnología entonces tan novedosa como revolucionaria: la informática. Con anterioridad, allá por 1959, este año se cumple medio siglo, la compañía había adquirido el primer rudimento informático que se dispuso a disposición de los empleados de la Fabricona, una impresora IBM 421 capaz de imprimir 150 líneas por minuto, el doble que su antecesora de 1954. Hoy la velocidad de las impresoras se mide en páginas por minuto; con eso queda dicho todo.
Aquella mítica y mastodóntica computadora IBM 1401 que sirvió para que Ensidesa entrase en la era del silicio -el material del que están hechos los chips- había salido al mercado en Estados Unidos en 1959, funcionaba a base de ferritas y transistores, tenía asociada una impresora de 600 líneas por minuto y una lectora/perforadora de fichas que gestionaba 200 cartulinas por minuto.
Esas magnitudes que hoy parecen antediluvianas eran, no obstante, el no va más de la época; de hecho, con ese ordenador se lograron informatizar por vez primera las nóminas de una empresa que entonces tenía más de diez mil trabajadores. Por dar una idea de lo que ha evolucionado la industria informática en estos 50 años, la capacidad de la CPU de aquel IBM, 16 modestos kilobytes, son 30 millones de veces menos que la que tiene cualquier ordenador doméstico moderno de medianas prestaciones.