Francia y Bélgica serían dos de los países encantados de ver aumentados sus pedidos. En ambos temen que la parada temporal de sus instalaciones se convierta en definitiva con la aplicación del bautizado como «plan Apolo», que suponía el abandono de la producción en las plantas continentales para concentrarla en las costeras. Un programa que favorecía a Asturias. De hecho, fueron los trabajadores belgas y franceses los que en la última junta de accionistas de Arcelor protagonizaron una dura movilización en Luxemburgo.
Parar la producción de la siderúrgica supondría enviar al paro a casi 9.000 personas en Asturias, sumando la plantilla de Arcelor-Mittal y la de las empresas auxiliares, sin contar el empleo inducido.
Arcelor-Mittal no tendría, además, problemas para hacerlo, puesto que el expediente de regulación de empleo (ERE) pactado con los sindicatos hace sólo dos semanas en Madrid es para el 100 por ciento de la plantilla en España, casi 12.000 trabajadores, de los que algo más de la mitad están en Asturias. Peor situación sería la de las empresas auxiliares y la de sus trabajadores si se diera el caso.
Nadie quiere pensar en que se pueda dar esta situación. Y menos cuando está pendiente una negociación entre la dirección de la compañía, las empresas auxiliares y los sindicatos para buscar un acuerdo que resuelva el conflicto de puestos con las subcontratas. De hecho, la multinacional se había comprometido hace sólo unos días, en la última reunión de los denominados «acuerdos de Oviedo», a presentar una propuesta antes de que finalizase el mes de mayo para regular el futuro papel de las auxiliares.
Los denominados «acuerdos de Oviedo» regulan no sólo las relaciones entre la empresa matriz y sus auxiliares, sino incluso el relevo generacional en Arcelor incorporando a personal de sus subcontratas, que sustituyen a los que se prejubilan en la siderúrgica mediante los contratos relevo.
Las empresas auxiliares se mostraron en esa reunión especialmente molestas con Arcelor, porque se sienten «desplazadas, como si no pintásemos nada, porque todo lo arreglan con los sindicatos», aseguraron varios empresarios consultados por este diario tras ese encuentro. El anuncio de la compañía de que estaba elaborando un plan para las subcontratas que estaría listo en quince días hizo suponer que paralizaría el agravamiento de los conflictos en los puestos de trabajo, pero no fue así.
Hoy será un día intenso de reuniones y asambleas en los sindicatos y con los trabajadores para analizar la situación. La compañía no aclaró ayer si su amenaza se puede convertir mañana mismo en realidad. Aunque no debería ser así, cuando hoy no está convocada movilización alguna en las instalaciones asturianas, aunque tampoco lo estaban las protestas de la semana pasada. «Esperemos que esto se pueda reconducir y se arregle en horas», insistió Gonzalo Urquijo.
Fuente: La parada de Arcelor dejaría en el paro a 9.000 familias, además del empleo inducido [LNE]