Paz de Andrés critica la «obsequiosidad» del equipo rectoral con el Principado y reclama «más liderazgo»
El gráfico de matriculación en la Universidad de Oviedo durante los últimos nueve años es una continua, pronunciada y constante pendiente que parece no tener fin. La enseñó ayer el rector en su primer informe al Claustro y no dudó en afirmar que «estamos bajo mínimos», ante un cuadro que reflejaba los 38.458 estudiantes con que contaba la institución académica asturiana en el curso 2000/2001 y los 24.312 que el pasado mes de octubre han iniciado las clases. Una pérdida de 14.146 matrículas en menos de un decenio.
Este asunto, el declive del número de alumnos, no preocupa por igual a toda la comunidad universitaria, toda vez que no son pocos los que ven en grupos más pequeños de estudiantes la posibilidad de alcanzar esa universidad competitiva y de excelencia que propugna el Espacio Europeo de Educación Superior y que, por otra parte, supone el regreso al tamaño de la Universidad de Oviedo anterior a la masificación de los años 80. Pero a Vicente Gotor sí le preocupa y confesó ante 183 claustrales, el 63% del foro, su confianza en que «con los nuevos títulos de grado y postgrado podamos atraer a estudiantes de otras comunidades, además de mantener a los que tenemos».
En una larga intervención de tintes claramente conciliadores, Gotor hizo un recorrido, mes a mes, por lo desarrollado por su equipo desde que tomara posesión el pasado mes de mayo. Y, como es habitual en él, no quiso molestar a nadie. Por eso, en su intento de agradar, fue capaz de alarmar primero sobre las restricciones presupuestarias para afrontar la conversión en catedráticos de los profesores habilitados -que ya hay 10- y afirmar a continuación que «vamos a ser generosos». No obstante, si hubiera que sustraer la frase más presente en toda su alocución, esta sería: «nada es gratis».
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