El campus politécnico gijonés aglutinará las ingenierías industriales y tecnológicas, tales como la Mecánica, la Eléctrica, la Electrónica Industrial y Automática, la Industrial Química, la Informática de Tecnologías de la Información y la de Tecnologías Industriales, si bien esta última no tendrá competencias si el alumno no complementa el grado con un máster.
El de Mieres, por su parte, se queda con los grados en Ingeniería de Minas, Ingeniería Forestal e Ingeniería Topográfica, mientras que Oviedo concentra otros tres, dos de ellos sin competencias: el de Ingeniería Química y el de Tecnologías Mineras, cuyos graduados, como los de Tecnologías Industriales, sólo podrán ejercer si complementan su formación con un máster de un año, es decir, que queda constituido un título de ingeniero superior de cinco años similar al actual. El único grado de Oviedo en ingeniería con atribuciones tras los cuatro años de estudio es el de Ingeniería Informática de Software.
La decisión del Principado
La oficialización universitaria de ese reparto, que incluye el mantenimiento de la Escuela Superior de Ingenieros de Minas en Oviedo, no garantiza que el Principado la asuma, pero sí da amplias seguridades de que la Consejería de Educación, finalmente, ha aceptado volver a posponer la concentración en Mieres de todos los estudios de Minas. Parece improbable que el equipo rectoral lleve a Consejo de Gobierno una propuesta que posteriormente fuera rechazada por el Principado.
El Consejo de Gobierno también estableció los criterios para que los alumnos que trabajan puedan cursar estudios universitarios con más facilidad. «Se trata de hacer un diseño curricular diferente para que quienes trabajen puedan hacer la carrera no cogiendo todos los créditos. En lugar de 60, por ejemplo, 36. Tardarán más tiempo en terminar, pero les resultará más fácil», dijo la vicerrectora de Estudiantes, Susana López Ares, quien justificó que «muchos de los retardos que estamos sufriendo ahora se deben a eso». Tampoco es menos cierto, como reconoció el propio rector, que con el modelo europeo esos retardos pueden proporcionar a la Universidad un informe negativo de la Agencia Nacional de Evaluación y de la Calidad y Acreditación.
Otro de esos puntos conflictivos que siempre resurgen en la Universidad: la utilización del asturiano en los escritos oficiales, fue resuelto ayer por 36 a favor, 5 abstenciones y ninguno en contra. Y eso que el reglamento aprobado, a decir del rector, «no contenta a nadie, pero es lo único que se puede abordar en este momento».
Vicente Gotor recordó que los escritos serán enviados a la Oficina de Traducción del Principado y que, «por operatividad», quedan excluidos de la posibilidad de ser redactados en asturiano los relativos a reclamaciones en procesos electorales, en pruebas de acceso a la Universidad, en solicitud de convocatorias de examen especiales o extraordinarias, incidentes de recusación o cualquier otro que «suponga una tramitación larga, porque los plazos no empiezan a correr hasta que vuelve traducido del Principado».
También fue abordado el aprobado por compensación. Se han endurecido los criterios «y se han hecho igualitarios para todos los centros», dijo la vicerrectora.