Los inútiles movimientos anti-Bolonia


Contemplo con cierta ternura los movimientos estudiantiles que hay en España contra la ley que va a regular el régimen de convalidación de títulos universitarios dentro del marco de la Unión Europea, la conocida como Ley Bolonia.

No entro a valorar la ley en sí, cuyo contenido desconozco, pero para el caso que me ocupa, me da igual. Lo que me produce ternura es verles, tan dispuestos a cambiar este mundo tan cruel: el inevitable cambio climático que nadie hace nada por resolverlo, nuestro planeta que languidece, las instituciones llenas de políticos corruptos que no saben de verdad lo que el pueblo quiere, el hambre, las guerras… y tantos motivos por los que el joven idealista lucha.

De estos movimientos estudiantiles universitarios sólo cuatro o cinco sacan tajada, y no son los que más gritan. Suelen ser los segundos o terceros de a bordo, los que menos gritan y más contactos hacen. Suelen ser aquellos que han estado «en el cotarro», pero sin exponerse. Ellos conseguirán plaza en la «Uni», que para eso se han movido o conseguirán un trabajo en la empresa gracias a los contactos mantenidos desde dentro de la Universidad. Pasado un tiempo, ya con esposo/a y una hipoteca, les traerá al fresco Bolonia, París, Atenas o la madre que los parió. Y hasta sus mismos estudiantes les traerá al fresco.

Los cabecillas suelen seguir con sus ideales un tiempo, hasta que se decepcionan abandonados a su suerte por los «compañeros», los que le apoyaban en su día, los medios de comunicación a quienes ya no les interesan ni sus actividades, ni Bolonia, ni mucho menos su persona. Los cabecillas, en el mejor de los casos, acaban sus carreras universitarias y algunos, los menos, son fichados «para la causa» por algún sindicato que los tienen haciendo fotocopias y cartelería variada en la sede durante las tardes de los sábados: «es por la causa, compañero. Quédate aquí, que hoy tengo cena con el comité…¡qué pesados son!… si necesitas algo, llámame«.

Para bien o para mal, cambiar no cambiará más que aquello que tenga que cambiar y que ya está dentro de los «posibles» para ser modificados, que para eso hay gente con experiencia moviendo los hilos. Mientras tanto, algunos ilusos seguirán pasando frío encerrados en universidades hasta que papá les llame al orden y los más regresen cabizbajos a tomarse el turrón y contar su epopeya reivindicativa en la cena de nochebuena, mientras la madre o el padre le pregunta acercándole un plato: ¿No quieres más gambas?

Fuente: Los inútiles movimientos anti-Bolonia

Sarkozy pospone la reforma educativa por temor a un «efecto griego» en Francia


Por vez primera desde su llegada al poder, el mes de mayo del 2007, Nicolas Sarkozy abandona un proyecto de reforma, víctima de la presión de los estudiantes… griegos. Tras el abandono de cuatro grandes reformas de la enseñanza en una década, el Gobierno francés ha sido víctima del miedo a la propagación en París de un incendio «a la griega».
Xavier Darcos, ministro de Educación, había presentado su proyecto de reforma de la enseñanza media como «sencillamente indispensable», asociado a los proyectos en curso de supresión de puestos de trabajo en la enseñanza media. Francia es uno de los raros países de Europa donde el incremento de los presupuestos educativos ha coincidido con una subida llamativa de iletrados. La supresión de los puestos de enseñanza en la educación nacional se presentó en su día como «un proyecto de racionalización, para adecuar la oferta a la demanda». Hasta ayer mismo, la protesta de estudiantes y profesores no había conseguido canalizar grandes manifestaciones. Se han producido protestas y huelgas. Pero todas han tenido dimensiones muy modestas.
Enardecidos por las llamaradas griegas, los estudiantes franceses habían convocado una manifestación nacional este jueves. Inesperadamente, desde Cisjordania, donde se encontraba en viaje oficial, el mismo Xavier Darcos, anunció el aplazamiento de un año de la reforma educativa, con el fin de «seguir dialogando» con unos estudiantes que, sin embargo, siguen adelante con su manifestación nacional de protesta. Exigen la retirada total del proyecto aplazado.
Mera fórmula retórica
Sin embargo, a nadie se le oculta que el aplazamiento es una mera fórmula retórica. Se trata de la quinta reforma educativa abandonada, en catorce años. En 1994, Edouard Balladur propuso a los estudiantes un contrato de inserción profesional. Un mes de protestas estudiantiles fue suficiente para enterrar el proyecto. El 2003, Luc Ferry (ministro de Chirac) propuso la descentralización de la enseñanza universitaria: la calle se cobró muy pronto la cabeza del ministro. El 2005, el ministro de Educación de la época, François Fillon (actual primer ministro), avanzó un proyecto de reforma del bachillerato. Proyecto abandonado en menos de un trimestre. El 2006, una ola espectacular de manifestaciones obligó a Dominique de Villepin (primer ministro de Chirac) enterrar precipitadamente el proyecto…
Hubo otros y traumáticos proyectos de reformas abandonadas. Y otros antecedentes incendiarios. La revuelta griega de este otoño ha desenterrado el fantasma de la muerte de un estudiante, en 1986, durante un otoño de huelgas. Y Nicolas Sarkozy no puede olvidar el invierno de los disturbios suburbanos del 2005, cuando él mismo era ministro del Interior.
Con tales antecedentes, el incendio estudiantil griego ha sido percibido por Sarkozy como un riesgo, y ha precipitado un «síndrome griego». Victorioso y voluntarista, desde hacía año y medio, Sarkozy ha preferido dar un frenazo rápido y brusco a sus reformas anunciadas, para intentar evitar el riesgo de un incendio estudiantil, estas Navidades, con un costo político imprevisible.
El candidato Nicolas Sarkozy prometía la «ruptura con el inmovilismo». El abandono de una reforma parcial de la enseñanza secundaria es el primer «frenazo y marcha atrás».

NO a TODO en relación a la Ingeniería Informática en España


El pasado 19 de Noviembre más de 40.000 profesionales y estudiantes de Ingeniería e Ingeniería Técnica en Informática en 35 ciudades diferentes salieron a la calle reivindicando una regulación de su profesión y que sus estudios no se desregulen, como es la intención del Gobierno.

Tras semanas de negociaciones y contactos, el gobierno se ha hartado de decir que en la transposición de la Directiva Europea de Servicios (Ley que establecerá el nuevo marco de las profesiones reguladas) se daría solución a las reivindicaciones de este colectivo, pero NO permite que los Ingenieros [Técnicos] en Informática estén presentes en la negociación. Pero al resto de Ingenieros SI.

Se niega la creación de los Consejos de Colegios de Ingenieros [Técnicos] en Informática, llegando incluso a decir que las leyes autonómicas que crearon los 11 colegios existentes no tienen base legal.

Se van a aprobar en el Consejo de Ministros las fichas de las demás ingenierías, LA DE LA INGENIERIA INFORMATICA NO. Lo único que el Gobierno ha decidido es ponerse a estudiar ahora que solución darán en el futuro.

El gobierno dice que la Ingeniería Informática no tendrá atribuciones, por considerarlas una restricción innecesaria a la libre competencia.

Todo esto se entiende como un NO a todo, y como que el dialogo están en punto muerto. En esta situación los comités de creación de los consejos de colegios no pueden más que informar a los Ingenieros [Técnicos] en Informáticas y estudiantes, que la única forma de llegar a conseguir nuestras reivindicaciones, es la movilización. Por tanto apoya todas aquellas iniciativas que se planteen por entidades representativas y emplaza a los profesionales a que colaboren activamente con todas estas iniciativas.

La manifestación convocada por los estudiantes en Madrid para el día 18 de Diciembre a las 12:00 de la mañana, partirá del Estadio Santiago Bernabeu y llegará a los Ministerios de Economía e Industria, que son los dos Ministerios que están bloqueando la regulación profesional de los ingenieros en informática En paralelo se llevarán a cabo manifestaciones en ciudades como Sevilla, Zaragoza, Oviedo, Las Palmas de Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife, Albacete, Burgos, León, Salamanca, Cáceres y Coruña.


Nota del COIIPA:

El COIIPA mantiene su coordinación con los órganos de representación nacionales y apoya plenamente sus decisiones.

En próximos comunicados se seguirá informando a toda la Comunidad Profesional, y al resto de la Sociedad, de este extraño callejón sin salida que genera, a nuestro juicio, dos situaciones extremas:

1) Una suerte de Segregación Profesional entre ciudadanos cuyos trabajos están REGULADOS frente a los NO REGULADOS.

Injusta y que responde a intereses no claramente explicados, ya que el resto de Ingenierías siguen apostando pon un modelo de Atribuciones Profesionales tras el denominado proceso de Bolonia.

2) Un serio compromiso para el desarrollo tecnológico de nuestra nación, gran esperanza para lo que se viene denominando Sociedad del Conocimiento, precisamente en un momento de cambio de modelos económicos.

Lo que consideramos, como mínimo, toda una hecatombe sociológica para los próximos meses

Se adjunta comunicado íntegro conjunto del CCII y CONCITI

Más información en: Estado de las negociaciones

Informática vale una ingeniería


17.12.08 –
JACINTO CANALES DE CASO
SECRETARIO GENERAL DE LA COMISIÓN DE CREACIÓN DEL CONSEJO DE COLEGIOS DE INGENIEROS EN INFORMÁTICA Y VICEDECANO DEL COLEGIO PROFESIONAL DE INGENIEROS EN INFORMÁTICA DE CASTILLA Y LEÓN

Hace 30 años que se empezó a impartir en las aulas de las universidades españolas la carrera de Informática. Nació, por intereses espurios, agraviada. Mientras aquellos estudiantes compartían aulas y asignaturas en primero de carrera con el resto de futuros ingenieros de otras especialidades, tras finalizar seis cursos de carrera, seis, y su proyecto de fin de carrera, aquellos no serían distinguidos con título de Ingeniero alguno, si no que se les otorgaría el título de Licenciado en Informática, la única licenciatura que se componía de seis cursos más proyecto de fin de carrera. El resto de licenciaturas se componían de cinco cursos y no tenían proyecto de fin de carrera.

Entre tanto, la carrera de ciclo corto se componía, como el resto de ingenierías técnicas, de tres cursos más proyecto de fin de carrera. Pero los egresados no acababan siendo ingenieros técnicos, sino diplomados en Informática, la única diplomatura universitaria que obligaba a la elaboración de un proyecto de fin de carrera.

Más de una década después, uno de los gobiernos de Felipe González puso fin a tal agravio histórico promulgando reales decretos por los que se establecían los títulos universitarios de Ingeniero e Ingeniero Técnico en Informática. Era un cambio de denominación en los egresados que hacia justicia a lo que en verdad se enseñaba en las aulas, una ingeniería. Los países más avanzados del mundo ya lo tenían claro en 1968, cuando en la primera conferencia de la OTAN sobre desarrollo de software, habían dejado sentado que la Informática era otra rama más de la ingeniería.
Dieciocho años después de que un gobierno socialista reparase el agravio de los titulados universitarios en Informática, otro gobierno socialista vuelve a descender de división la Ingeniería Informática al desrregular los estudios conducentes a la misma, suponiendo esto un nuevo agravio en comparación con el resto de las ingenierías que sí tendrán sus estudios regulados a través de lo que comúnmente se denomina las ‘fichas’. La desrregulación de los estudios universitarios significará que cada universidad podrá articular los contenidos de tales estudios como crea conveniente y denominar a sus egresados como estime oportuno sin que haya marco regulatorio alguno a nivel estatal que pueda fijar unos mínimos comunes de materias a enseñar o un nombre común para todos los egresados de las diferentes universidades.

Esto se traducirá en una amalgama de denominaciones y disparidad de materias que hará difícilmente reconocible a los titulados universitarios en Informática, que dificultará su reconocimiento a los ojos de las empresas en el mercado laboral y que les hará difícil competir más allá de sus límites provinciales y no digamos allende nuestras fronteras. ¿Quién reconocerá como sucedáneo de ingeniero en Informática a los graduados en Cibernética, a los graduados en Sistemas de Información o a los graduados TIC que se están proponiendo en alguna Universidad del Estado? En la actualidad, cualquier empresa reconoce lo que es un ingeniero en Informática en todo el territorio del Estado, en el resto de Europa y en todo el mundo.

Más en: Informática vale una ingeniería

Y en: Jacinto Canales en III Jornas COIIPA

Más en: http://www.youtube.com/COIIPA

Los informáticos vuelven mañana a las calles para defender su profesión


EUROPA PRESS

MADRID.- Los Ingenieros informáticos y los estudiantes de Ingeniería Informática han convocado mañana una manifestación en 12 ciudades españolas para volver a reivindicar al Gobierno una regulación de su profesión y que no se desregulen los estudios de esta carrera.

Según afirmaron en un comunicado el Consejo General de Colegios de Ingenieros en Informática (CCII) y el Consejo General de Colegios de Ingenieros Técnicos en Informática (CONCITI), se paralizarán las clases en la mayoría de las Escuelas de Ingeniería Informática y "decenas de autobuses partirán desde distintos puntos de España para unirse a la manifestación".

Asimismo, estos colectivos denuncian que el sector, al contrario que otros grupos de ingenieros, no está presente en la negociación para transponer la Directiva Europea de Servicios, que establecerá el nuevo marco de profesiones reguladas.

También acusan al Gobierno de negar la creación de los Consejos de Colegios de Ingenieros en Informática ya que, a su juicio, el Ejecutivo dice que "las leyes autonómicas que crearon los 11 colegios existentes no tienen base legal".

Además, destacan que el Consejo de Ministros no aprobará las fichas de esta especialidad ingeniera y que el Gobierno "lo único que ha decidido es ponerse a estudiar ahora qué solución darán en el futuro".

"Todo esto se entiende como un no a todo, y como que el diálogo está en punto muerto. En esta situación los comités de creación de los consejos de colegios no pueden más que informar a los Ingenieros en Informática y estudiantes, que la única forma de llegar a conseguir nuestras reivindicaciones, es la movilización", concluyen el CCII y el CONCITI.

Además de Madrid, otros ciudades como Sevilla, Zaragoza, Oviedo, Las Palmas de Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife, Albacete, Burgos, León, Salamanca, Cáceres y A Coruña acogerán las protestas.

Fuente: Los informáticos vuelven mañana a las calles para defender su profesión

Los estudiantes han convocado mañana jueves una manifestación en doce ciudades españolas, incluida Oviedo

Más en: Los ingenieros informáticos vuelven a manifestarse para exigir la regulación del sector

Oficios, títulos y titulines


Hace años, cuando mi columna vertebral aún daba para eso, tuve una pequeña embarcación neumática con motor, que subía y bajaba desde mi casa a la costa con gran entusiasmo y considerable esfuerzo. La verdad es que era un peñazo, pero me divertía.

En cierta ocasión, al entrar con ella en una ensenada, me pararon unos uniformados que me exigieron que les mostrara “mi titulín”. “¿Qué?”, pregunté, perplejo. Me enteré entonces de que para conducir cualquier barca con motor, por minúscula que sea, hay que obtener un título que, como es muy poca cosa, lo llaman “titulín”.

Al principio me pareció ridículo pero, tras pensarlo, concluí que era sensato. A fin de cuentas, por pequeño que sea el bote, uno va por la orilla con una hélice en marcha, por allí hay gente nadando o buceando… En fin, que conviene estar adiestrado en lo que se puede hacer y en lo que no, y en cómo hacerlo.

Hay profesiones, empleos y oficios que no requieren ningún título. Si uno pinta cuadros, lo hará mejor o peor, pero no pone nada en peligro, salvo el buen gusto. Pasa lo mismo con la escritura. Y con el periodismo: he tenido a mi cargo licenciados en Ciencias de la Información incapaces de hacer la O con un canuto y primorosos escritores autodidactas.

Asunto muy distinto es el de los cirujanos, o el de los ingenieros, o el de los arquitectos. Son profesiones de riesgo. Por más que el título universitario no certifique su pericia, aporta una mínima garantía. Es exigible.

Ahora se discute si hay que tener título para ejercer de informático. Jamás le he pedido a nadie del ramo que me enseñe ningún diploma.Al tercer día de trabajo uno ya sabe si es competente o si es mejor mandarlo a freír espárragos. (sic)

Fuente: Oficios, títulos y titulines

Las protestas contra Bolonia amenazan con superar las que provocó la LOU


Las principales críticas hacia este modelo educativo son la privatización y la falta de recursos

Profesores y alumnos prevén que se intensificarán con la adaptación de más carreras al espacio europeo

El curso universitario ha comenzado caldeado. Aunque a la llamada declaración de Bolonia le quedan pocos meses para cumplir ya un decenio, las protestas en contra de este proceso, cuyo objetivo es crear un espacio europeo de la educación superior, han arreciado en las últimas semanas, y la previsión de muchos es que se intensifiquen en los próximos meses.

Las movilizaciones comenzaron en España hace un par de años, pero con manifestaciones aisladas y poco numerosas. De hecho, las universidades gallegas, que en la campaña en contra de la LOU lideraron las críticas, en este caso han ido detrás de las protestas nacionales. Pero, desde el comienzo de este curso, Bolonia parece haber despertado la conciencia de muchos profesores y estudiantes que aseguran que las reivindicaciones se intensificarán e incluso podrán alcanzar y superar las que se llevaron a cabo en contra de la LOU a finales del año 2001.

Manifestaciones masivas, concentraciones y encierros -con Barcelona a la cabeza-, hacen prever que después del parón navideño las aulas vuelvan a la carga. Incluso en Galicia, las dos jornadas de huelga y las concentraciones convocadas por el Sindicato de Estudiantes tuvieron un seguimiento importante, aunque a años luz de las del 2001.

Las medidas derivadas de Bolonia, sin embargo, se están aplicando en las universidades. En Galicia hay cinco titulaciones que ya se han adaptado a las directrices del espacio europeo, Políticas y Matemáticas en Santiago, Bellas Artes en Vigo, y Terapia Ocupacional y Sociología en A Coruña. El decano de esta última, José Luis Veira, es de los que opinan que las movilizaciones pueden ir en aumento «porque todo el mundo tiene distintas razones para protestar, incluso desde diferentes ideologías».

¿Y por qué se ha esperado hasta el 2008 para rebelarse? Porque no ha sido hasta ahora que la abstracción de una declaración se ha plasmado en medidas concretas.

[…]

Aunque la filosofía es más amplia y camina hacia la movilidad europea y la homologación de los sistemas de educación superior, hay varios puntos clave en la declaración de Bolonia. Las diplomaturas y licenciaturas pasarán a llamarse grados y todas tendrán en España una duración de cuatro años (salvo excepciones, aunque en muchos países de Europa se optó por tres años); serán carreras generalistas y la especialidad vendrá de la mano de los posgrados; los créditos de un título se fijarán en función de las horas lectivas y de los trabajos del alumno, con lo que la asistencia a clase será casi imprescindible; se buscará más financiación con inversión privada, aunque la base seguirá siendo la pública. Si comenzaron las movilizaciones con poco más de 150 títulos adaptados en toda España (los menos polémicos), cuando se adapte todo el sistema universitario, el debate estará servido.

Más en: Las protestas contra Bolonia amenazan con superar las que provocó la LOU

«Bolonia podría haber hecho una reforma a fondo de las ingenierías»


La adaptación de los planes del estudio al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) marcará su nuevo mandato como director. ¿Cómo va este proceso?

 

-Empezamos con la experiencia piloto en 2002, antes de que empezaran la Universidad de Córdoba y la Junta de Andalucía. De hecho, la Junta adoptó nuestro modelo de experiencia piloto. Más allá del cambio metodológico, la clave es el cambio del concepto de título. El concepto de título de grado de cuatro años del EEES colisiona con el concepto clásico, desgraciadamente decimonónico, de la Ingeniería en España, donde hay un ingeniero técnico y un ingeniero. Esto tenía sentido en algunas profesiones, como la arquitectura, pero en el resto tienen prácticamente las mismas atribuciones y las empresas contratan a los técnicos porque cobran menos por hacer lo mismo. Pensábamos que se iba a aprovechar la convergencia europea para cambiar esto, pero nos hemos encontrado con los intereses de los colegios profesionales e incluso de las propias escuelas, que no quieren que las cosas cambien y por eso el Ministerio se ve atado de manos a la hora de hacer una definición de los títulos.

 

-¿Cómo está afectando esto a la elaboración de los nuevos planes de estudio?

-El plan de estudio, según el decreto de ordenación de las enseñanzas universitarias, tiene nueve apartados, de los cuales uno son los contenidos, que es el único que no podemos hacer a la espera de que el Ministerio saque los decretos con los contenidos. Lo que sí vamos a hacer es la definición de competencias, del sistema de garantía interno de calidad y todo lo que podemos ir trabajando. El próximo día 17, en la Junta de la Escuela, dejaremos constituidas las comisiones para la creación de los planes y ya podremos empezar a trabajar en este sentido. Además, probablemente, después de Navidad estén listos los decretos del Ministerio y podremos definir los contenidos.

 

-¿En qué va a beneficiar el Espacio Europeo a las ingenierías?

-Ya en nada. Bueno, digamos que es una oportunidad para hacer un cambio metodológico y para adaptar las titulaciones al mercado. Sin embargo, creo que el cambio podría haber sido más intenso. El beneficio del plan Bolonia [como también se denomina al EEES] podría haber sido mayor, si se hubiera acometido una reforma a fondo de las ingenierías. Pero no se va a tocar nada. Los títulos van a cambiar de nombre y de duración pero van a seguir dando acceso a las mismas profesiones y así lo fijan los decretos.

 

-Los alumnos de la titulación de Informática Técnica y Superior han protagonizado varias protestas porque el Ministerio no ha regulado su profesión en la nueva orden ministerial. Usted apoya su reivindicación.

-Hay que partir de que estas titulaciones no van a desaparecer. Sin embargo, no están reconocidas, reguladas, por el Ministerio. Es decir, no se le exigen unos contenidos mínimos definidos por Ley, sino que ahora mismo son las universidades las que tienen la capacidad de configurar estos títulos. Las universidades españolas ya estamos de acuerdo sobre cuál debe ser el contenido. Ahora la batalla es que el Ministerio que nos supervisa admita la regulación de la profesión. Algo que creo que debe hacer de manera urgente.

Más en: «Bolonia podría haber hecho una reforma a fondo de las ingenierías»

Bolonia no puede acabar en otro fiasco


Manuel Castells, sociólogo y profesor de la Universidad californiana de Berkeley, conocido en el Principado por ser el coordinador de un voluminoso informe, Estrategias para la Reindustrialización de Asturias, pintaba hace unos días un cuadro crítico de la realidad universitaria: «Tras tres décadas como catedrático en España y en algunas de las mejores universidades del mundo, sigo percibiendo en muchas de las nuestras el predominio de los intereses corporativos y personales sobre los valores de la educación y la ciencia». Reflexionaba el catedrático sobre la próxima transformación que imponen los acuerdos de Bolonia.

Bolonia es a la Universidad lo que el euro a la economía: un sistema único de enseñanza superior en toda Europa. Persigue que el título de un ingeniero alemán valga lo mismo que el de un español, que sus estudios tengan una estructura similar y que su currículum académico sea homologable para la empresa que decida contratarle aquí o en cualquier otro país comunitario. A partir de ahora, las carreras de siempre pasarán a ser estudios de grado (de tres o cuatro años), a los que se añadirá un máster (de uno o dos años) y finalmente un doctorado. El cambio comporta unificar un sistema pedagógico y un método común de evaluación para que los resultados sean equiparables en toda Europa. Las clases ya no será magistrales, sino más participativas. El trabajo por cuenta del alumno pesará mucho. El sujeto del aprendizaje se traslada del profesor al estudiante. La forma de medir su esfuerzo académico no serán únicamente las horas lectivas, sino también sus trabajos, sus lecturas y sus prácticas. En teoría, una verdadera revolución universitaria.

En Asturias hay un proceso contra el reloj para adaptar las enseñanzas. La Universidad acaba de aprobar esta misma semana doce grados y veintiocho máster. Los primeros pasos parecen indicar que preocupa más avanzar en un traspaso nominal de las viejas titulaciones que en nuevas propuestas que resalten las ventajas competitivas de la Universidad asturiana. Cada departamento, cada campus, intenta conservar su cuota de poder. Dejarse llevar por esa inercia es desaprovechar la oportunidad que brinda Bolonia para acometer una transformación a fondo. Estamos inmersos en una gran crisis. Quien tenga el conocimiento posee la herramienta principal para superarla antes. Y la formación del conocimiento está en las universidades.

La reforma fue acogida hace diez años con mucha ilusión. El entusiasmo ha ido decreciendo. Los bandazos han sido constantes. Alimentan una legión de escépticos. Ministras españolas del mismo partido que se sucedieron en Educación han mantenido criterios radicalmente distintos sobre aspectos clave del proyecto. Algunos todavía no resueltos, como las atribuciones profesionales entre ingenieros y peritos.

Gobierno central y comunidades autónomas han estado pasándose la pelota sin que nadie liderase verdaderamente el cambio. La decisión de suscribir el acuerdo fue del Gobierno central. Las competencias universitarias son de las comunidades autónomas. Unos y otros se han desentendido de llevar la iniciativa, quizá para evitar que el que se mueva no salga en la foto. Por más que se diga que no supondrá costes añadidos, una enseñanza metodológicamente distinta y de mayor calidad como la que se plantea resultará más cara. La financiación, a estas alturas, todavía no está resuelta.

El físico asturiano Antonio Fernández Rañada suele repetir que si España no tuviera algún equipo de fútbol entre los cien mejores del mundo habría una escandalera nacional. Sin que la autoridad competente se ruborice, ninguna universidad española está entre las cien mejores del ranking mundial, prueba palmaria de su bajo nivel científico y docente. Más que su renta o producto interior bruto, lo que eleva el estatus internacional de un país es su potencial tecnológico, directamente proporcional a la eficiencia de su sistema educativo. Y, el español, salvo por sus malos resultados en el informe PISA o por el fracaso escolar, en nada destaca. La patente más rentable de la investigación nacional es una proteína, usada para ampliar muestras de ADN, hallada hace veinte años por la bioquímica asturiana Margarita Salas. En todo este tiempo, no ha habido ningún otro descubrimiento en el sector público que resultara más atractivo, lo que demuestra la sequía de España para los avances.

Asturias está preparando la Universidad del siglo XXI. En su diseño, frente a prebendas internas, debe primar el referente de los valores académicos. La adaptación a Bolonia coloca a las universidades en el mercado y las hará competir por el estudiante. Las mejores, las más dinámicas, tendrán más posibilidades. La brecha se agrandará para las que se duerman en los laureles, para las que se entretengan en su endogamia, no se rodeen de excelencia y no potencien a sus élites. Asturias necesita la mejor Universidad posible, también la que se adecue a los recursos disponibles, la que pueda pagarse. La Universidad española está dominada por la rutina de un sistema burocratizado, decía el profesor Castells. Cada reforma ha cambiado todo para que todo siga igual. Esta vez no puede suceder lo mismo.

Fuente: Bolonia no puede acabar en otro fiasco

El encuentro de asambleas de alumnos reclama en un manifiesto «definir el modelo de Universidad que queremos»

Estudiantes de diferentes puntos de España reunidos este fin de semana en Valencia han redactado un manifiesto común contra el Proceso de Bolonia en el que critican que con el Espacio Europeo de Educación Superior se trata a la educación como un «negocio» y a los estudiantes como «mercancías».

Y en: Bolonia reduce al universitario a mercancía, dicen los estudiantes

«La crisis ha obligado a demorar muchas decisiones de carácter técnico»


«El futuro pasa por pequeñas empresas convertidas en unidades de negocio permeables a la cooperación»

El gijonés Iván Montes es una de esas «leyendas urbanas» que mediada la década de los noventa del siglo pasado se vio obligado a «emigrar» a Madrid en busca de oportunidades laborales. Finalizados los estudios de Informática, no encontraba su lugar en Asturias. Hoy dirige con éxito la empresa Partner Tecnológico, una joven firma asociada al parque empresarial de Cabueñes y especializada en el desarrollo de software para la gestión industrial.

-¿Se considera usted una «leyenda urbana»?

-Soy de los primeros que se fueron a Madrid. Entonces no había tanto trabajo en Asturias y me vi obligado a salir fuera. Estuve allí un año y medio, pero siempre tuve muy claro que quería hacer mi vida aquí.

-¿Qué diferencias observa en el salto de la Universidad a la empresa?

-Hay bastante cambio. La Universidad te enseña conocimientos globales y tiende a reaccionar con más tardanza respecto al mundo real, pero también es verdad que su cometido no es enseñar a replicar un sistema, sino a que aprendas a hacer las cosas por tu cuenta. No obstante, en nuestro campo la Universidad de Oviedo tiene un nivel muy alto y está muy prestigiada en el campo de la informática.

-¿Cómo está afectando la crisis económica a su sector?

-Por el momento no nos está afectando, está tocando otros frentes. Pero nuestro mayor peligro es que llegue a nuestros clientes, que pueden ver afectada su capacidad financiera para desarrollar nuevos proyectos. En muchos casos lo que estamos viendo es que están retrasando decisiones, esperando a ver qué pasa en 2009; nos dicen que esperemos. La cuestión es que los departamentos técnicos dan aprobación a los proyectos que presentamos, pero luego falta pasar el filtro financiero de la empresa, ahí es donde puede haber un frenazo.

-¿Cómo está siendo este año?

-Para nosotros, 2008 está siendo el mejor año para la empresa. La crisis nos llega en un mal momento porque podría frenar esa progresión.

-Los primeros recortes afectan a los departamentos de I+D.

-Generalmente es donde más se sufren esos recortes. En empresas más grandes donde existe una desvinculación entre el personal técnico y el personal de finanzas podemos pasar sin dificultad el filtro técnico, pero lo que más miedo nos da es que esta crisis suponga un frenazo a esos proyectos porque los responsables de la empresa decidan aplazar inversiones. En este momento la perspectiva que tenemos es que nos encontramos en el mismo nivel de ofertas que hace un año, pero se alarga más el lapso de tiempo en que el cliente toma las decisiones.

-¿Qué les aporta su integración en el grupo Entec (Enlace Tecnológico)?

-Para nosotros, es vital. De cara a la pyme industrial, el grupo abarca todo el espectro de necesidades que debe cubrir una empresa en el entorno de la producción. Así las posibles vías de entrada a un cliente se multiplican porque todos trabajamos dentro de una empresa en el aspecto del producto final, aunque desde diferentes ámbitos cada uno, que nos permiten complementarnos muy bien.

[…]

-¿Qué es vanguardia en su sector?

-La mayor demanda viene de la automatización de los procesos productivos. Hay mucho por hacer en las pymes asturianas con las tecnologías de las que disponemos hoy día. Incrementar la automatización de los procesos industriales no conlleva una reducción del capital humano. Detrás de una máquina siempre debe haber personas, aunque no es lo mismo desarrollar un proceso de forma manual que contar con el apoyo de computadores. Se evitan pérdidas de tiempo innecesarias, se reduce el margen de error y bajan los costes.

-¿Cómo están viviendo las últimas movilizaciones del sector informático?

-Con bastante preocupación No es posible que pretendan hacer de la informática un conocimiento transversal. Ser informático no significa únicamente saber programar; para completar la automatización de un proceso productivo es necesaria una serie de conocimientos que sólo se estudian en la carrera. Hacer un proyecto, gestionarlo y llevarlo a un entorno informático exige un cierto nivel de especialización. En el momento actual de cambio debería buscarse la regulación de la profesión, pero se está aprovechando para diluir la carrera.

Más en: «La crisis ha obligado a demorar muchas decisiones de carácter técnico»

Y en: El capital humano, el principal valor de las empresas asociadas al grupo Entec